lunes, 20 de febrero de 2012

Ya están aquí los Hellobyecars y LuisMi sigue en el sillón

Soy consciente de que cada día son menos las personas que visitan este blog y menos quienes, siendo taxistas, lo hacen desde Zaragoza pero no quiero pasar por alto una prueba más del daño que la incompetencia de Luis Miguel de Torres Segura está haciendo al sector.
Hace más de un año se aprobó la Ley Omnibus y LuisMi aseguró junto con su amo en la CTE, Artemio Ardura, que la Ley no afectaría la sector. Por aquellas fechas "algunos" veían todo lo contrario; entre ellos algunas organizaciones sectoriales de  Barcelona y Madrid que se movilizaron contra varias de las situaciones que podrían derivarse de la referida Ley.
Hoy han llegado esas consecuencias a Zaragoza. Se ha presentado en sociedad la compañía de alquiler de vehículos para trayectos urbanos llamada Hellobyecars. Su actividad tiene el visto bueno del Ayuntamiento zaragozano, único competente para la regulación de los transportes públicos que se desarrollen en su ámbito municipal. Entre otras ofertas que la citada compañía pone a disposición del público zaragozano está la del alquiler de vehículos eléctricos con un coste de 1 euro por hora.
Supongo que la inmoralidad de LuisMi le dejará tranquila la conciencia aunque en esta ocasión no hay movido un solo dedo para que la citada compañía devengue la misma tasa que nos aplicaron a los nuevos adjudicatarios de licencia. Claro que bien pudiera ser que no haya hecho nada, al fin y al cabo, para quien representa la gremio en Zaragoza y que acabará por destrozarlo, la actividad de esa empresa, repito, nacida al amparo de la Ley Omnibus, no tiene por qué afectar negativamente a nuestra actividad. Ya, en su momento, dejó bien claro que, para él, "la Ley Omnibus no tendrá ninguna repercusión negativa para el gremio, me lo ha dicho Artemio" (las comillas no representan una cita textual, son pura ironía ).
No quiero colgarme medallas pero yo fui otro de aquellos "algunos" que sí vieron la posibilidad de que la ley nos afectara negativamente. Puse a disposición de los visitantes del blog dos encuestas con alusión al tema y escribí el siguiente artículo:
http://taxizaragoza.blogspot.com/2010/12/el-peligro-de-que-luismi-vuelva.html
Apuesto doble contra sencillo que LuisMi no dice esta boca es mía. Aunque lo más triste es que el gremio ni siquiera se lo va a recriminar. La APATZ tiene el presidente que la dejadez de sus socios se merecen.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Texto íntegro de la carta enviada hoy al Periódico de Aragón

Dada la extensión de la carta es muy probable que, en caso de ser publicada, se vea reducida o extractada dejo aquí el texto íntegro de la misma: Es éste:


La crisis del taxi y la responsabilidad de Luis M. de Torres.
Hoy, 1 de febrero, recoge su periódico una serie de quejas, por no decir de llantos, de Luis Miguel de Torres presidente de la mayor asociación profesional del sector del taxi en Aragón (APATZ). En primer lugar debo decir que esta actividad, aunque de interés público, es totalmente privada, y no resulta ajena a los efectos de la crisis económica que atenaza a toda la sociedad. A partir de ahí, siendo lo más reduccionista posible, cabe preguntarse, primero, si la actuación del presidente de la APATZ ha sido la más adecuada para paliar el notable descenso de la demanda y, en segundo lugar, si la falta de credibilidad de Luis M. de Torres respecto de las instituciones es la razón principal para que algunas de las reivindicaciones del sector no hayan sido acogidas favorablemente por el Ayuntamiento de Zaragoza.
Respecto de la incapacidad del presidente de la APATZ para paliar los efectos de la disminución de la demanda cabe decir que en el periodo 2009-12, mientras la mayoría de los sectores de actividad han mantenido precios y, en muchos casos, reducido su margen de beneficio, de Torres, con el beneplácito del Ayuntamiento, ha solicitado un incremento anual de tarifas por encima de la inflación y del incremento del salario medio. Resultado: Pérdida de un nicho de demanda que, respecto del taxi, ha perdido poder adquisitivo. Este año UGT-Aragón solicitó, sin éxito, la congelación de las tarifas del taxi.
Respecto de la falta de credibilidad de Luis Miguel de Torres en las instituciones no podemos olvidar su pulso con el Ayuntamiento en 2007 cuando el gobierno de la ciudad se planteó, tras 25 años, el incremento del número de licencias de taxi. En el consistorio no han olvidado que De Torres boicoteó la recogida de viajeros en la estación del AVE. Ni que de Torres incumplió un preacuerdo con el Ayuntamiento hasta el punto de ser declarado interlocutor no válido. A Luis M. de Torres ya no lo creen ni en el propio sector porque traicionó los acuerdos de una Asamblea gremial.
¿Y respecto de la opinión pública? ¿Tiene de Torres credibilidad?
En 2007, de Torres, por medio de la Cámara de Comercio, encargó a su medida un estudio económico del sector en el que se fijaba, para ese año, unos ingresos anuales medios de 40.259 euros; y unos costes de explotación de 28.877 euros, lo que daba unos ingresos netos de 11.381 euros anuales (948 euros mensuales). Hoy, de Torres, falto de credibilidad y de capacidad de gestión, llora en el Periódico de Aragón y otros medios la reducción de los ingresos al 50% respecto del año 2007. Si el estudio que encargó de Torres fuera creíble, las cifras nos darían para hoy unos ingresos netos de 474 euros mes y unas pérdidas anuales de casi 12.000 euros que harían inviables las explotaciones. ¿Ha mentido de Torres? ¿A quién? ¿Cuándo? ¿En 2007? ¿Ahora?  Su falta de credibilidad ha supuesto para el sector un daño irreparable en su imagen pública; la discordia con el Ayuntamiento y la división gremial. Su gestión está tan contestada que recientemente ha nacido una nueva asociación profesional que, por cierto, sépalo la opinión pública, también solicitó para este año la congelación de las tarifas.
Cierto es que en esta actividad, como en otras muchas, ha decrecido la demanda en un 50%. Tan cierto como la impotencia de Luis M. de Torres para tomar medidas básicas contra la crisis que vayan más allá del llanto porque, de qué sirve llorar si se carece de credibilidad.