Cuando alguien se encuentra en un lugar en el que no alcanza la cobertura de algún medio de comunicación, se dice que está en un punto negro o en una zona oscura.
El pasado 25 de julio se implantó en todos los vehículos asociados a la emisora de la Cooperativa de auto-taxis el nuevo sistema de gestión de flotas basado en el Sistema de Posicionamiento Global (GPS). Puede que no haya pasado el tiempo suficiente para ajustar el funcionamiento del mismo pero sí para hablar de las zonas oscuras del sistema.
La forma tradicional de trabajar el taxi en Zaragoza es la de que los vehículos recorran las calles ofreciendo sus servicios a los usuarios; éstos lo saben y a ello ajustan su comportamiento cuando necesitan del servicio. En la ciudad hay un gran número de paradas de taxi que no se usan y cuya ubicación desconocen hasta los propios taxistas. Pues bien, el sistema elegido resulta más adecuado para las ciudades en que los taxis sólo están disponibles en las paradas y, por tanto, no se ajusta en absoluto al modo de trabajar en Zaragoza.
El sistema divide la ciudad en un número de zonas y cuando el GPS detecta que un taxi ha entrado en esa zona le asigna un número de orden como si de una parada virtual se tratara de modo que, si en ese sector se demanda telefónicamente un servicio, el sistema envía al taxi que más tiempo lleva en él, aunque sea el más alejado del punto de demanda, lo que repercute negativamente tanto en el profesional (que debe recorrer una distancia mayor para recoger el servicio sin que, en ocasiones, pueda repercutirlo en el precio puesto que existe un tope para llegar al punto de recogida) como para el cliente (que además de esperar más tiempo, verá con ello encarecido el servicio). La empresa que comercializa este sistema (Auriga System) es inglesa y su implantación ha sido subvencionada con dinero público (DGA, 194.000 euros y Ayuntamiento, 300.000).
Lo extraño es que en Zaragoza existe una empresa que comercializa tecnología propia (Sistema SIDUS de Nitax SA), muy competitiva en precio, desarrollada por su departamento de I+D en colaboración con el Instituto Tecnológico de Aragón (ITA), organismo dependiente de la DGA, implantada con gran éxito en distintas ciudades y que se ajusta perfectamente a la tradicional forma de trabajar el taxi en Zaragoza puesto que asigna el servicio al vehículo más cercano al punto de demanda.
Muchos no entendemos que la DGA destine fondos públicos para la implantación de tecnologías extranjeras en perjuicio de las que ha contribuido a desarrollar cuando estas últimas han demostrado sobradamente su competitividad en precio y resultados. ¿En qué lugar deja esto al ITA?
En 15 días, unos 30 socios se han dado de baja de la sección y el descontento comienza a extenderse entre profesionales y usuarios.
El pasado 25 de julio se implantó en todos los vehículos asociados a la emisora de la Cooperativa de auto-taxis el nuevo sistema de gestión de flotas basado en el Sistema de Posicionamiento Global (GPS). Puede que no haya pasado el tiempo suficiente para ajustar el funcionamiento del mismo pero sí para hablar de las zonas oscuras del sistema.
La forma tradicional de trabajar el taxi en Zaragoza es la de que los vehículos recorran las calles ofreciendo sus servicios a los usuarios; éstos lo saben y a ello ajustan su comportamiento cuando necesitan del servicio. En la ciudad hay un gran número de paradas de taxi que no se usan y cuya ubicación desconocen hasta los propios taxistas. Pues bien, el sistema elegido resulta más adecuado para las ciudades en que los taxis sólo están disponibles en las paradas y, por tanto, no se ajusta en absoluto al modo de trabajar en Zaragoza.
El sistema divide la ciudad en un número de zonas y cuando el GPS detecta que un taxi ha entrado en esa zona le asigna un número de orden como si de una parada virtual se tratara de modo que, si en ese sector se demanda telefónicamente un servicio, el sistema envía al taxi que más tiempo lleva en él, aunque sea el más alejado del punto de demanda, lo que repercute negativamente tanto en el profesional (que debe recorrer una distancia mayor para recoger el servicio sin que, en ocasiones, pueda repercutirlo en el precio puesto que existe un tope para llegar al punto de recogida) como para el cliente (que además de esperar más tiempo, verá con ello encarecido el servicio). La empresa que comercializa este sistema (Auriga System) es inglesa y su implantación ha sido subvencionada con dinero público (DGA, 194.000 euros y Ayuntamiento, 300.000).
Lo extraño es que en Zaragoza existe una empresa que comercializa tecnología propia (Sistema SIDUS de Nitax SA), muy competitiva en precio, desarrollada por su departamento de I+D en colaboración con el Instituto Tecnológico de Aragón (ITA), organismo dependiente de la DGA, implantada con gran éxito en distintas ciudades y que se ajusta perfectamente a la tradicional forma de trabajar el taxi en Zaragoza puesto que asigna el servicio al vehículo más cercano al punto de demanda.
Muchos no entendemos que la DGA destine fondos públicos para la implantación de tecnologías extranjeras en perjuicio de las que ha contribuido a desarrollar cuando estas últimas han demostrado sobradamente su competitividad en precio y resultados. ¿En qué lugar deja esto al ITA?
En 15 días, unos 30 socios se han dado de baja de la sección y el descontento comienza a extenderse entre profesionales y usuarios.
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