Qué será de las aves carroñeras
que en bandada graznaban tan felices
orbitando cual sucias meretrices
en busca de carnaza y de carteras.
En silencio, de mentes torticeras,
acríticas de oscuras directrices;
de pitones mudaron en lombrices,
de tenores en viejas plañideras.
Veremos lo que sale por sus picos.
Apuesto a que disculpas e ignorancia.
Al cuervo no le sobra la prestancia.
Se vestirán de frailes dominicos
y rezarán las mil jaculatorias.
Y todo... por un par de escapatorias.
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