jueves, 14 de junio de 2007

La zorra y las uvas (a Victor Moure).

Victor "Freedman" Moure puede que no sea el liberto de LuisMi, puede que nunca haya sido esclavo de él y por tanto no le deba su condición de manumitido. Puede que Moure, sólo sea freedman de su jactanciosa ignorancia, pecado del que nadie está exento en alguna etapa, más o menos extensa, de su vida. Lo peor de Moure, ya lo dije, es que cree saber de lo que habla. Esa suposición suya es, muy probablemente, fruto de contiendas dialécticas en tertulias de tercera donde la verborragia ampulosa proyecta sobre el oyente menos avezado la impresión de que quien la emplea está en posesión de determinados conocimientos. Por ejemplo, un caso del que yo mismo pudiera ser protagonista:

Un día con mis escasísimos conocimientos de física me pongo a disertar de esa materia delante de un grupo de personas que preguntadas sobre Newton responden coralmente que a ellos no les gusta el fútbol. Entre esos contertulios yo pudiera parecer licenciado en Ciencias Físicas.

Eso, creo yo, le ha pasado a Moure. Nuestro contertulio Berbiquí, mucho más rápido que yo y bastante menos diplomático, ya demostró haberse dado cuenta cuando trajo a este blog una fábula de Samaniego sobre el asno que quería parecer león.
Mis obligaciones como anfitrión del blog, me han impedido adherirme a la opinión de Berbiquí y he intentado evitar la drástica exclusión de estas páginas del tal Moure pero lo de ayer me demuestra dos cosas:

1. Que he sido demasiado paciente con el freedman de la jactancia.
2. Que Berbiquí es más rápido que yo en darse cuenta qué caminos no conducen a ninguna parte.

Ayer, el bueno de Moure se pasó parte de la tarde repitiendo mensajes en dos de los temas de debate propuestos en este mismo blog; concretamente en La Coherencia Es Un Bien Escaso y Victor Freedman Ya Es Feliz. Me exigía una respuesta, una razón para que hubiera censurado sus comentarios cuando en realidad yo me había limitado a contradecir sus argumentos o mejor dicho sus pseudoargumentos ya que sus réplicas estaban llenas de inexactitudes cuando no de puras mentiras. Poco después se da cuenta de su error; lo achaca a un fallo en su navegador cuando en realidad lo que le había pasado fue que entró en un tema distinto a aquél en el que había dejado sus comentarios y, al no encontrarlos, montó en cólera: ¿Por qué me censuras? Contesta -se quejaba-. Estoy seguro de que en ese momento pensó: “Este cabrón no es capaz de rebatirme y por eso me censura. Qué bueno soy”.
Cuando por fin se da cuenta de su error se limita a reconocerlo (no tiene más remedio porque no puede borrar sus mensajes acusándome de censurarlo) pero no es capaz de pedir disculpas ni de contestar a mis réplicas sobre sus medias verdades o sus puras mentiras. Se lo recrimino y hoy encuentro la siguiente respuesta:

Paso de tí. 23/02/2007 22:54
Bueno, se acabó el darte coba no ye vayas a creer mas de lo que eres. [Victor Zapater Moure (Zaragoza) ]


Al leerla casi me da un ataque de risa. Hacia mucho tiempo que no me topaba con alguien tan infantil. Como ve que ha acusado sin fundamento, que sus “argumentos” han sido echados por tierra, que ha quedado peor que un analfabeto en una oposición a cátedra de Filología, va y pasa de mí. Igualito que la zorra aquella de Samaniego que intentó por todos los medios alcanzar las uvas elevadas de una parra sin conseguir ni siquiera rozarlas. La zorra, agotada y llena de frustración, abandona diciéndose a sí misma que desiste porque las uvas no deben estar maduras. ¡Ja, ja, ja! Victor Moure pasa de mí pero no sin antes comprobar que esta parra es demasiado elevada para sus minúsculos saltos. Volverá. Estoy seguro. Hay zorras tan torpes como incapaces para admitir su impotencia.
En fin, como dicen en Castilla los que quieren dárselas de angloparlantes: It was to around wool and came fleece (te lo traduzco, Moure, para que no tengas que echar mano del traductor de la APTZ, no vaya a ser que finalmente ni te enteres: Fue a por lana y vino trasquilado) Qué razón tenías Berbiquí. Samaniego era muy sabio y donde hablan los sabios debemos callar los ignorantes.
Citemos, pues, a Samaniego (1745-1801).
La Zorra y Las Uvas
Es voz común que a más del mediodía,
en ayunas la Zorra iba cazando;
halla una parra, quédase mirando
de la alta vid el fruto que pendía.

Causábala mil ansias y congojas
no alcanzar a las uvas con la garra,
al mostrar a sus dientes la alta parra
negros racimos entre verdes hojas.

Miró, saltó y anduvo en probaduras,
pero vio el imposible ya de fijo.
Entonces fue cuando la Zorra dijo:
«No las quiero comer. No están maduras».

No por eso te muestres impaciente,
si se te frustra, Fabio*, algún intento:
aplica bien el cuento,
y di: No están maduras, frescamente.

*Léase Moure.

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